Ilustración de Àfrica Fanlo para la primavera-verano 2023 de VSM
Entrevista por Ariadna Arbolí
Ilustraciones por Àfrica Fanlo
Fotos y vídeo por Lucía Dahl
Hace unos días, tuvimos el placer de conocer a la gran artista e ilustradora Àfrica Fanlo, que ha creado este maravilloso dibujo con el que presentamos la temporada primavera-verano 2023 desde Vip Style Magazine. Según la artista, esta ilustración, que está hecha con acuarelas, lápices y ceras, habla del agua que somos y habitamos. Somos gotas de agua y a la vez un gran mar, individuales y colectivos, asegura. Con ella, Àfrica quería acercarse a la idea de vínculo, de equilibrio entre femenino y masculino, compartiendo la alegría de vivir. Y es que, todos estamos de acuerdo en que el agua nos transporta automáticamente al verano.
Àfrica nos acogió en su casa y su taller con los brazos abiertos, junto a su entrañable perro Misto. Antes de llegar, ya estábamos encantadas con la paz que transmiten los alrededores de su casa, que se encuentra en lo alto de la montaña. Pero en cuanto entramos, nos enamoramos de la calma y el buen rollo que desprenden Àfrica y su hogar. Allí también se encuentra su precioso taller, que montó ella misma, donde trabaja e imparte talleres y clases de ilustración, pintura y grabado como el de Dibujar para invocar. Lo ha bautizado con el nombre de La caseta dels arbres (la casita de los árboles) y es un verdadero oasis.
Pero Àfrica no solo se dedica a trabajar aquí, sino que lo combina con las clases que imparte en la Escola Massana y la Escola Industrial y sus proyectos como ilustradora y pintora. Aunque empezó haciendo, sobre todo, ilustración infantil hace más de 20 años, ahora se está abriendo nuevos horizontes: “La ilustración infantil me encanta y no voy a parar nunca de hacerla, pero voy a aflojar un poco porque me interesa entrar en el mundo adulto. Por eso, ya he empezado a hacer algunas portadas para unos libros de filosofía superchulos o algunos carteles. Además, estoy muy metida en el mundo del jazz y algunos días voy a dibujar al Milano Jazz Club en directo y después colgamos los dibujos.”
Estuvimos hablando largo y tendido con una encantadora Àfrica Fanlo durante horas, que nos contó toda su trayectoria mientras contemplábamos algunas de sus obras. Todas y cada una de ellas nos dejaron encandiladas. Y nos hubiéramos quedado muchas horas más, pero nos quedamos con ese agradable ratito para el recuerdo.
Estudiaste Bellas Artes, por lo que entiendo que desde joven tenías claro que querías dedicarte a la ilustración, pero, ¿fue fácil encontrar tu estilo propio? Háblanos un poco sobre tus inicios.
Estudié Bellas Artes, especialidad en pintura y grabado, y no fue hasta que terminé la carrera que me interesé por la ilustración. Nunca estudié esta profesión, así que todos mis conocimientos de Bellas Artes fueron a parar a mis ilustraciones. Tuve la suerte de ir aprendiendo mientras publicaba.
¿Qué fue lo que te llevó a ser ilustradora de cuentos infantiles?
Bueno, es verdad que he publicado muchísimos cuentos infantiles, pero también he trabajado ilustrando juguetes, haciendo campañas, trabajando en programas de TV, etc.
Los cuentos siempre me han gustado, pequeñas películas en que cada página es un frame congelado de la historia dónde hay que decidir todo y en cada decisión damos nuestra visión. Recrear un mundo en un álbum ilustrado es como ser cineasta, pero sin equipo.
¿Quiénes son tus máximos referentes del mundo del arte y la ilustración?
Todos los que han trabajado desde su propia verdad. He bebido bastante de la pintura, así que voy a nombrar mis preferidos con los que he sintonizado: Joan Miró, Paul Klee, Leonora Carrington, El Bosco, Hilma af Klint, Renné Magritte, Henri Rousseau y también Hildegard Von Bingen.
La naturaleza está muy presente en tu vida y tus ilustraciones, ¿dirías que es tu mayor fuente de inspiración?
La naturaleza es una de mis grandes fuentes de inspiración, sí, pero no como modelo a copiar o a describir, más bien como algo que está presente y es ineludible. Los paisajes me parecen estados del ser que se representan en el exterior de nosotros mismos. Una especie de identificación del escenario con nuestra propia alma. ¿Parece pedante? Va, pues para resumir la idea podría decir… ¡somos paisajes!
No solo eres ilustradora, sino que también eres directora de vídeo y directora de arte, ¿consideras que las tres disciplinas se retroalimentan entre ellas? ¿Con cuál disfrutas más?
Podemos poner nombres a todas las actividades que vamos haciendo, pero creo que en realidad todo cabe en el saco de la palabra “creativa”. Evidentemente que todo se retroalimenta. Dibujas algo y ya sabes cómo se puede mover, qué energía tiene y hasta qué voz o ruido emitiría.
La imagen en movimiento tiene ese punto mágico, que aún me sorprende, y ver un objeto animado o un dibujo que toma vida propia, es uno de los delirios más bonitos que he experimentado. Trabajar con otra persona y tener 4 ojos en vez de 2 es un lujo. He tenido la suerte de que siempre se confió en mi sensibilidad e inventiva.
Soy una enamorada del trabajo de Starewitch, Svanmajer o los hermanos Quay, que me inspiraron y me empujaron a crear una pequeña productora junto a mi ex pareja. Nos flipamos bastante, le metíamos muchas horas haciendo stop motion, creando los sonidos y la música sin tener demasiados recursos. Era muy divertido pero poco rentable.
Llevas unos cuantos años impartiendo formaciones en tu taller La caseta del arbres, ¿qué fue lo que te empujó a iniciar este proyecto?
He dado clases de ilustración desde 2007 en la Escola Massana, en Bau y en la Escola Industrial. Empecé a dar clases en mi casa por petición de tres alumnas y la idea creció cuando me mudé a La caseta dels arbres. Monté el taller dónde ofrezco diversos cursos y talleres de ilustración, dibujo y creatividad. Me empujó la idea de salir de los formatos de escuela y enseñar a través de mi proceso creativo. Mi manera de trabajar y de enseñar es muy poco académica, trabajo mucho desde una perspectiva de mirarse adentro y no estar pendiente de lo de fuera. Conocerte a ti mismo para tener tu propia voz. Es interesante porque abro puertas a la gente. Trabajo desde las emociones, el color, cuáles son los temas que preocupan a mis alumnos, intentar que la gente cuente cosas muy genuinas.
Pero en La caseta dels arbres no solo doy mis clases, también han pasado por aquí grandes ilustradores como Mariona Cabassa, Albert Arrayas, Miguel Pang, Pep Montserrat, Adolfo Serra, Noemí Villamuza y Gemma Capdevila, entro otros.
¿Qué dirías que te aporta impartir talleres y clases de ilustración, tanto a nivel personal como profesional?
Estar en contacto con alumn@s, ver sus procesos, sus dificultades y su evolución es para mí un gran placer. Me reconozco en ellos, empatizo de forma natural y esto me hace reflexionar sobre los posibles caminos para empujar a que encuentren su manera de ver y de expresar sus mundos. Si los empujo a ellos, lo tengo que hacer también conmigo misma. Dar clases, al fin y al cabo, es un camino de ida y de vuelta. Seguimos con la idea de que todo se retroalimenta, como la vida.
Recientemente has participado en el especial de The Barcelonian para Casa Seat, ¿qué ha significado para ti formar parte de este proyecto?
El proyecto de The Barcelonian nace de la artista e ilustradora Luisa Vera, gran amiga y persona que me invitó en los inicios a participar con una imagen. Por aquél entonces era una pequeña idea, pero creció rápidamente y ha sido un no parar de alegrías y buenas noticias. Exponer en Casa Seat ha sido una culminación, ¡pero hacer un concierto ilustrado allí junto a la artista visual Patossa y los músicos de Rumba Nois fue lo más!
Dibujar en directo me fascina y me pone loca. Soy de las que les gusta el directo, el escenario y los nervios del aquí y ahora. Reivindico el dibujo como un arte escénico, igual que la música y la danza o el teatro y espero seguir participando en proyectos con este formato.
Llevas ya muchos años dedicándote a la ilustración, ¿cuál dirías que ha sido el mayor aprendizaje que te ha aportado la profesión?
Diría que el arte es el único camino de autoaprendizaje y que no termina nunca. El mayor aprendizaje es que somos cambiantes y que hay que tomar decisiones, hasta el final. ¡No se acaba nunca!
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