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Con Francesc Orella: El Rincón de Asha en La Llotja

Hoy estoy feliz porqué he quedado para comer con un gran actor, conocido internacionalmente y muy querido por el público. Tiene una larga trayectoria en cine y en el teatro trabajando con los grandes, pero ha sido en los últimos años en los que su popularidad se ha multiplicado exponencialmente por su irrupción en la televisión con la serie “Merlín”, un éxito a nivel internacional que le cogió un poco por sorpresa. Pero como descubriremos durante la conversación, Francesc Orella es mucho más que el personaje que le ha hecho conocido por el gran público y es, sin duda, uno de los grandes de la interpretación española. 

Hemos quedado en un lugar emblemático de Barcelona, en el corazón del Passeig de Gracia. El Nacional se ha convertido en una visita obligada para cualquier persona que llegue a nuestra ciudad. Un espacio precioso que ofrece una variada experiencia gastronómica de primer nivel. Y dentro de esta oferta está el restaurante La Llotja, punto de encuentro de los amantes de lo que nos ofrece el mar: pescados y mariscos frescos de primera calidad, arroces marineros, calderetas y, en general, lo mejor de la cocina tradicional marinera. Producto Premium, tratado con respeto, utilizando las cocciones de toda la vida y potenciando su extraordinario sabor.

Nos ponemos en manos del personal del restaurante para que nos sorprenda y nos den a probar varias de sus especialidades, sabiendo que en un lugar como La Llotja, es imposible fallar. Y por supuesto, les dejamos que nos sorprendan también con la elección de los vinos de entre su bien seleccionada carta.

Una pregunta un poco complicada para comenzar: ¿Cómo te defines?

Me siento, básicamente, una persona con suerte. He trabajado mucho y, en esta profesión que tengo, trabajar en lo que te gusta es una gran suerte, un privilegio, para mí es el éxito. Siempre he dicho que el éxito no son la fama o la popularidad, que veo como efectos colaterales de la vida de los actores. El éxito de verdad es trabajar en aquello que te gusta, vivir de lo que te gusta. Y me defino como una persona que ha podido trabajar de lo que le gusta, que he podido vivir bien de mi profesión y, por tanto, me siento un afortunado. Pero, que nadie se equivoque, soy un currante y lo he sido durante toda mi vida.

francesc-orella

Empezamos con un surtido de croquetas de marisco y chipirones en su tinta que son realmente espectaculares. Sabor intenso a mar y cocción en su punto. Simplemente deliciosas (izquierda).

¿Y cómo definirías desde el punto de vista más personal, no tanto el profesional?

Eso sí es difícil de contestar. Definirse a uno mismo es realmente complicado. Te diría que con los años me he vuelto bastante casero, antes no lo era en absoluto. Los de mi generación vivimos la transición en una edad joven, pero siendo ya adultos. Vivimos la muerte de Franco y la explosión cultural y artística que se produjo a finales de los 70 y principios de los 80 en España. Me siento un afortunado por haber vivido esta época, por haber visto nacer la libertad y la democracia en este país.

Hablemos de tu carrera. ¿La vocación te viene de familia?

La verdad es que en casa no había nadie de la profesión, pero sí que éramos una familia donde nos gustaba mucho bromear, una familia cachonda, por así decirlo. Lo que es cierto es que mi caso es el clásico de vocación muy temprana, desde muy pequeño me gustaba interpretar personajes, imitaba a los profesores en el colegio y no le tenía miedo al público. Me gustaba tener una audiencia, ya tenía ese punto de ego necesario para ser actor, ese ego que debe ser proporcional con la humildad necesaria para entender que el público es el auténtico receptor de lo que haces.

Continuamos con un tartar de atún rojo del Mediterráneo con aguacate, avellanas y aceite de sésamo. La mezcla de sabores y texturas es perfecta, el contraste entre el atún de primera calidad y la suavidad del aguacate, convierten el plato en una experiencia mágica.

¿Cómo empezaste?

De forma totalmente amateur, junto a mi hermano, que después no se dedicó a ello de forma profesional. Empezamos a hacer imitaciones de los Hermanos Calatrava en público y, la verdad es que funcionó.

Pero mi primer trabajo profesional fue en 1978, participando en una “Antígona” para niños. Y a partir de aquí, se fueron encadenado obras infantiles, después para adultos y hasta hoy.

Y llega una de las estrellas del mar, la gambita roja de Huelva. La calidad del producto obliga a no enmascarar su sabor, a tratarlo como se merece. Y la sutil fritura que en la cocina de la Llotja le aplican, es perfecta para no perder ni un solo matiz de su excelente sabor.

¿Quién fue tu referente?

Muchos y ninguno a la vez. Admiraba a muchos actores nacionales e internacionales, pero no tenía especial predilección por ninguno. Si tuviera que citar a alguien, probablemente sería Narciso Ibáñez Menta, padre de Narciso Ibáñez Serrador. En aquella época emitían en televisión una serie que fue mítica, “Historias para no dormir”. A mí siempre me habían fascinado los personajes que daban miedo, las películas de terror, y me encantaba caracterizarme como ellos.

Probablemente, fue de los actores que más me marcó, supongo que en parte porque los personajes de malo son los que siempre me han interesado más y, especialmente en cine y televisión, he tenido la suerte de interpretar algunos muy potentes.

Y fuiste a formarte a los Estados Unidos. ¿Qué tal la experiencia?

La verdad es que maravillosa, yo recomiendo a todo el mundo que se marche una temporada fuera, a Estados Unidos o cualquier otro sitio. Fui allí ya de mayor, con más de treinta años, cuando conseguí una beca para estudiar en alguna escuela de interpretación de las muchas que había en Nueva York. Yo escogí la del matrimonio Uta Hagen y Herbert Berghof, HB Studio, dos fantásticos actores de origen alemán instalados en EEUU. Yo era autodidacta y complementaba mi trabajo como actor con formación que me permitiera aprender técnicas, perfeccionarme como actor. Aprendí mucho en esa época en Nueva York. Que conste que, aunque yo sea autodidacta en mis inicios, soy un gran defensor de la formación.

El talento es fundamental, pero el talento se debe educar

Finalizamos los entrantes alejándonos del mar para irnos a la sierra. Pero, estaremos de acuerdo, en que un buen jamón ibérico de bellota Guijuelo cortado a mano, es siempre una experiencia para los sentidos.

¿Cuál de tus trabajos te ha llenado más?

De teatro, te diría que selecciono una que en realidad no es una obra en sí, es una narración en forma de monólogo: “La caída” de Albert Camus.

Es un texto corto que hice con Carles Alfaro, un gran director de Valencia, yo diría de los pocos directores integrales que hay, que dominan todo en un montaje teatral. Es un texto muy contundente y cuando cayó en mis manos y lo leí, me llegó al estómago. Creo que ha sido uno de mis trabajos más potentes, con un montaje hipnótico que te envolvía en la historia.

Si hablamos de cine, te diría que “Smoking Room”, donde yo tenía un papel muy pequeño pero que el resultado final de la película fue muy interesante. Y en televisión, probablemente una mini-serie, “Las veus del Pamano” de la novela de Jaume Cabré, ya que la historia es muy buena y el personaje de alcalde falangista, malo de verdad, me encantó. ¡Ya sabes que me gustan los personajes de malo!

Y siguiendo con la magia, entramos en los platos principales. Nos ofrecerán dos para que podamos degustar algunas de sus especialidades. Empezamos con un clásico que, si está bien cocinado, es uno de los top de los amantes del pescado. Dorada a la sal gruesa de Ibiza. Si el pescado es bueno y el que nos ofrecen es excelente, la cocción a la sal es tal vez la preparación menos agresiva, la más respetuosa con el producto, la que te ofrece todo su sabor sin enmascararlo en lo más mínimo. Es sencillamente sensacional.

¿Y una obra de teatro que te haya marcado?

Aquí no tengo ninguna duda, “Ángeles en América” de Tony Kushner y dirigida por Josep Maria Flotats. Aquello fue lo más duro e intenso que he vivido en un escenario y que muchos espectadores hayan vivido nunca. Flotats era una de esas personas que decía lo que pensaba y hacía lo que le parecía sin importar quien se lo hubiera encargado. Era una obra dura, potente, que no daba tregua a actores y espectadores. Todo giraba entorno a un personaje real, Roy Cohn, un abogado republicano y homófobo que en realidad era homosexual y que contrajo el Sida. Todos los personajes eran homosexuales y sus vidas eran muy intensas y potentes. La puesta en escena que ideó Flotats, no hacía más que intensificar la dureza de la obra y los actores nos volcamos en una interpretación llevada al extremo.

El resultado fue que, en los 6 meses que estuvimos en cartel, más de 30 personas sufrieron lipotimias u otras afecciones y muchas otras abandonaron el teatro porque no eran capaces de soportar la intensidad de la obra. También hubo mucha gente a la que le encantó y nos felicitó, en fin, como cualquier cosa muy intensa, tuvo sus detractores y sus defensores. Para mí, fue una experiencia única e inolvidable.

Bueno, ha llegado el momento de hablar del fenómeno Merlí. ¿Qué ha significado para ti?

Sí, sí, hablemos de él. Es una de esas cosas que a un actor le pasan una vez en la vida o a muchos de ellos nunca. A mí me llegó con 58 años y una larga carrera a mis espaldas. De repente pasas de ser un actor más o menos conocido a digamos una “estrella”, poniendo el término en su justa medida.

A mí me llegó y bienvenido sea. El personaje me encanta y lo disfruté mucho, lo he sentido muy cercano, enseguida lo hice mío porque comulgo con muchas de las cosas que él piensa, tenemos personalidades parecidas en bastantes aspectos.

La experiencia fue realmente fantástica porque la historia lo es y porque el equipo era muy potente. Se creó una química espectacular entre todos, empezando por el director Eduard Cortés, todo el equipo técnico y, acabando en el grupo de actores. Lo pasamos muy bien y disfrutamos mucho durante el rodaje, aunque fue agotador a nivel físico ya que el plan de rodaje era muy agresivo.

Fue muy fácil trabajar con todos los actores jóvenes, conectamos desde el principio, siendo conscientes de que teníamos entre manos una buena historia, con unos diálogos muy interesantes y unos personajes muy ricos que debíamos cuidar para que saliera un producto bueno.

Y el éxito fue brutal, aquí en Catalunya, en el resto de España, en Latinoamérica y en muchos países europeos. Una locura, algo que no estaba en el guion de mi vida, pero que por suerte, sucedió.

¿Podríamos decir que es una reivindicación del papel, actualmente un poco desprestigiado, del profesor?

Sí, totalmente. Pero sobre todo yo creo que le da un buen meneo al sistema educativo actual siendo crítico, pero de forma constructiva. Merlí es un profesor atípico, que va un poco contra lo establecido, en definitiva, un poco gamberro.

Pero lo que en realidad está transmitiendo, es que el mundo ha cambiado, los chavales han cambiado, están recibiendo infinidad de estímulos que antes no teníamos y que, por tanto, no les podemos pretender enseñar de la misma forma que se hacía años atrás. Los profesores deben esforzarse en enseñar de forma atractiva para los jóvenes de hoy.

También ha entrado de lleno en la relación padres – hijos, ¿no crees?

Este es uno de los puntos que más me interesa de la serie. En ella hemos mostrado situaciones que muchos de los adolescentes de hoy en día están viviendo. A veces muy duras y, casi siempre, sin que los padres sean conscientes de ello. Y creo que hemos conseguido algo muy potente, algo que a menudo parece imposible, y es que padres e hijos se sienten a hablar de las situaciones problemáticas que aparecen en la serie que, a fin de cuentas, son las que están viviendo ellos, sus compañeros de clase, sus amigos o sus vecinos.

Nos sentimos especialmente orgullosos de este logro y yo personalmente me siento muy contento de otro: ¡en los últimos 2 años han aumentado las matriculaciones en la asignatura de filosofía!

Háblame de los últimos proyectos en los que has participado

He estado participando en proyectos televisivos muy interesantes. He rodado una serie en Buenos Aires, “Santa Evita” basada en la novela homónima de Tomás Eloy Martínez, que relata las peripecias del cadáver de Evita Perón después de ser embalsamada.

Es una historia muy sórdida y desconocida por casi todo el mundo, aunque hay dos documentales que la explican. Está codirigida por Rodrigo García, hijo de García Márquez, y director de prestigio internacional y Alejandro Maci, y tiene un elenco de actrices y actores de primera línea y se estrenará la próxima primavera en las plataformas de Disney.

Y se ha estrenado también una serie sobre Maradona donde tienes un papel destacado ¿verdad?

Sí, aunque se rodó en 2019, se ha estrenado hace poco. Yo interpreto el papel del presidente Núñez y, la verdad, es que fue todo un reto hacerlo sin caer en la parodia. Seguro que os acordáis de él, un hombre bastante particular que cada vez que abría la boca soltaba alguna perla. Además, se han hecho tantas imitaciones en clave de humor de Núñez, que interpretarlo sin caer en exageraciones no fue nada fácil. Todo el equipo lo pasamos muy bien durante el rodaje y aunque ha habido críticas muy buenas y también muy malas, yo estoy contento con el resultado. Es de los papeles más difíciles que me han tocado.

Es bastante habitual ver a actores que pasan al otro lado de la cámara. ¿Te ves como director?

La verdad es que no es mi objetivo. Dirigí un corto hace un tiempo, pero porqué había una razón de peso para mí. Quería contar la historia de un actor, una persona real, que para mí representaba a todas las personas vulnerables, outsiders, frikies, perdedores que viven en una gran ciudad. Este actor que se llamaba Víctor Guillén, alias Bubi, y al que conocí en el año 1984 y del que me hice amigo, era una persona que cargaba una mochila muy pesada, había tenido una vida muy bestia que se le reflejaba perfectamente en el rostro. ¡La gente le miraba cuando andaba por la calle!

Vio el cortometraje por los pelos, un mes antes de morir, cuando ya estaba muy mal, vivía de una pensión y sólo un grupo reducido de amigos le veíamos. Yo quería hacer algo con él porque creía que lo merecía, que su vida debía ser contada. Por eso ideé una ficción, “Letargo”, que enfrenta al personaje real con una circunstancia ficcionada que podía cambiar su destino.

Llegamos a la parte más dulce de la comida y, como en el resto, La Llotja no os dejará indiferentes. Nos ofrecen una degustación de varias delicias: piña asada con canela y miel, bizcocho Lapeira con crema catalana quemada, fondant de chocolate… en fin, un montón de “pecados” a los que no te puedes resistir.

¿Y qué tienes en marcha?

He acabado de rodar la primera temporada de una serie en Madrid que se llama “Días mejores”.  Es una terapia de grupo de 4 pacientes, 2 hombres y 2 mujeres, con un trazo común que es que todos han enviudado recientemente y son padres o madres. Es un drama-comedia y, hasta aquí puedo leer, porque como sabes, hasta que nos se estrene no se puede contar mucho.

Compartir una comida y una conversación con Francesc Orella es siempre un placer y una oportunidad de aprender. Este ya veterano actor sigue teniendo la misma pasión por su oficio que cuando empezó. Y es que creo, que para él no es un oficio, es un estilo de vida, una forma de encajar en el mundo. Algo parecido les pasa al equipo de La Llotja, se nota que para ellos la cocina, el trato con la gente, el hacer que todo sea perfecto y que salgas de su restaurante con una sonrisa en la cara, es su forma de entender la vida.

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