Dans le Noir, una experiencia humana y sensorial.
¿Y si tuviésemos solo 4 sentidos para explorar todo a nuestro alrededor? Si solo pudiéramos utilizar el oído, el tacto, el gusto y el olfato, quizás nos daríamos cuenta que al final la vista no es tan indispensable como creemos o sentimos.
Las cenas a oscuras son una vieja idea que usaban antiguamente las asociaciones de invidentes con el fin de sensibilizar a sus familias y personas cercanas a la discapacidad visual.
En 1999 en Francia la asociación Paul Guinot para ciegos y discapacitados visuales, organiza un primer restaurant provisional en Paris y después puntualmente en toda Francia cenas en “Le goût du noir” las cuales enseguida tuvieron mucho éxito.
Hoy, en Barcelona contamos con un restaurante que definitivamente ha roto los esquemas de la cena como la conocemos rompiendo indudablemente con lo habitual. Como en todo buen restaurante, es posible saborear una cocina de lo más exquisita, pero en “Dans le noir?” pretenden ir más allá haciendo que una comida se convierta en toda una experiencia para los sentidos.
Es paradójico como la falta de un elemento tan vital como la luz, en vez de limitar la experiencia, lo que hace es completarla y potenciarla hasta límites insospechados. Sin la vista, algo tan sencillo y básico como comer se convierte en toda una nueva experiencia, donde todos nuestros sentidos se agudizan y ofrecen nuevas sensaciones y emociones apreciando la real esencia de los sabores.
Todo el personal de sala se compone de invidentes (personas con discapacidad visual); sucede entonces un encuentro mágico entre los videntes y los invidentes. Este cambio de roles implica transferir toda nuestra confianza en nuestro guía invidente. Es una experiencia muy emocional y esta afinidad nos conduce realmente a la confianza mutua y al respeto. Esta sensibilización nos ayuda a darnos cuenta del valor de su trabajo y de su total capacidad para llevar a cabo cualquier tarea.
En la oscuridad no hay distracciones, no hay móviles y nos vemos “obligados” a explotar nuestras habilidades comunicativas ya que a oscuras todas las personas somos iguales, no existen diferencias ni prejuicios y las clases sociales desaparecen; por lo tanto iniciar una conversación, ya sea con una persona conocida o no, se convierte en una experiencia de lo más natural.
Un pasillo sin nada de luz permite la transición hacia el comedor, una vez en el interior, los camareros acomodarán a los clientes en sus respectivos asientos. El comedor cuenta con todas las medidas de seguridad necesarias que permiten una iluminación adecuada y una evacuación rápida de la estancia a través de las múltiples salidas de emergencia y una vez instalados no queda más que vivir y disfrutar de la experiencia.
