Yoga facial para conectar con tu belleza interior
Ayer fue el día mundial del yoga y seguro que te hartaste de ver publicaciones de tus amigos yoggis compartiendo sus mejores posturas. Y sí, admítelo, la serenidad y la elegancia que transmiten con su cuerpo y su mirada a veces te provocan un poco de envidia. Lo que quizás no sepas es que muchos de ellos también practican lo que se conoce bajo el nombre de yoga facial. ¿Qué no sabes lo que es? Nosotros te lo explicamos.
La palabra yoga puede evocarnos rápidamente a imágenes de ejercicios y posturas físicas imposibles. Sí, es cierto, pero va mucho más allá. Lo mismo sucede con nuestro rostro. Pero, a pesar de ser el elemento corporal en el que antes se percibe el paso del tiempo, sus músculos son los grandes olvidados a la hora de ejercitarse.
Así que podríamos afirmar que sí, que el yoga facial es algo así como una rutina de ejercicios para el rostro, pero también va mucho más allá. Además de las rutinas de ejercicios que trabajan directamente la tonificación del músculo, existen herramientas que ayudan en este proceso, como el rodillo de jade o el Guasha.
“El yoga facial es más que ejercicio para la cara. Es una rutina de cuidados que relaja, hace más consciente de la próxima expresión facial y ayuda a quererse más”.
De este modo, el yoga facial se convierte en una rutina que es capaz de conectarnos con nuestro interior. No solo a través de movimientos físicos, sino también mediante respiraciones conscientes que nos ayudan a conectar la mente con nuestros movimientos faciales. El objetivo es el de aprender a controlar los movimientos involuntarios de nuestro rostro, para ganar en higiene postural también para tu cara. Y eso no solo ayudará a relajar los músculos de tu rostro, sino que le hará ganar elasticidad y tono, huyendo de las arrugas y la flacidez que aparecen con el paso del tiempo.
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