Un espléndido Bastille arrasa en Alma Festival
Bastille cautiva a todo el público con un concierto espectacular en el marco de Alma Festival.
Texto por Ariadna Arbolí
Imágenes por Luís Reyes
Bastille es uno de esos grupos que te alegran el día solo con escuchar sus canciones y, si acudes a uno de sus conciertos, es imposible que no salgas con una sonrisa de oreja a oreja. Eso fue lo que nos pasó el lunes en el concierto que dieron en Alma Festival. Llegamos pronto al Poble Espanyol para hacer la previa y meternos en el ambiente de festival que ya se respiraba. Cuando faltaban pocos minutos para que empezara, todo el mundo ya estaba colocado en su sitio esperando la llegada de los artistas. Pero, lo cierto es que ninguno de los presentes se esperaba lo que estaba por venir esa noche.
El escenario estaba perfectamente preparado cuando llegamos, con todos los instrumentos en su sitio, una gran tarima justo detrás y una pantalla gigante al fondo. A la hora en la que tenía que empezar el recital, aparecieron unas rayas blancas y negras en la pantalla con el símbolo de Bastille en el centro mientras los miembros de la banda iban saliendo al escenario. Cuando ya estaban todos colocados, animaron al público a dar palmas y arrancaron el show con Good Grief. En ese preciso momento, todos los asistentes empezaron a aplaudir, a saltar y a bailar y no pararon durante todo el concierto. Después vino What you gonna do???, que empezó suave pero se fue intensificando conforme avanzaba la canción, sobre todo cuando Charlie Barnes se puso a darlo todo con el bajo de un lado al otro del escenario.
Risas, emoción y mucha energía
Tras ese espectacular comienzo, el cantante Dan Smith dijo “Som Bastille”, ganándose aplausos y vítores de todo el público. Pero, después, continuó diciendo “El meu català és una merda” y ya tenía a todo el mundo riendo y encandilado. Tras un mensaje de agradecimiento, esta vez en inglés, llegó el turno de Things we lost in the fire, cuya escenografía emocionaba a la vez que te hacía vibrar. Al terminar, explicaron lo especial que es esta gira para ellos, ya que se cumplen 10 años de su primer álbum Bad Blood y lo siguieron recordando a lo largo del concierto, cada vez que uno de los componentes de la banda hablaba con el público.
Laura Palmer, Bad blood, Survivin’, Million pieces, Quarter past midnight, Send them off! o The draw fueron algunos de los temas que no faltaron en el concierto de Bastille. Cada uno de ellos iba acompañado de un impecable espectáculo de luces y una escenografía digna de admirar que se añadía al buen rollo que desprendía la banda. Por no hablar de las coristas, Senab y Bim, que no solo pueden presumir de sus vozarrones, sino que también bailaban y se movían por el escenario con un gran desparpajo.
Sin duda, uno de los momentos álgidos del concierto llegó con Flaws, pero no solo por la canción per se, sino porque Dan Smith se bajó del escenario para cantar entre el público, paseándose por toda la plaza y dejándonos a todos alucinados. La emoción se multiplicó por mil en ese momento. Pero eso no fue todo, sino que volvió a hacerlo más tarde con Happier, bajando del escenario justo en el subidón del estribillo. Todos saltábamos a su alrededor al ritmo de la música e, incluso, cedió el micrófono a alguno de los asistentes para que cantaran con él. Fue uno de los momentos más excitantes de la noche para todo el público.
El final de una gran noche
El principio del fin llegó con Of the night con la que los artistas manejaron al público como quisieron, haciendo que todo el mundo se agachara y se mantuviera abajo para después saltar y cantar todos a la vez. Después de ese gran momento, llegó la penúltima canción, Shut of the lights, con la que invitaron al público a desinhibirse y bailar de cualquier manera. Pero, como no podía ser de otra manera, se guardaron lo mejor para el final y la noche terminó con una gran interpretación de Pompeii, que empezó de la manera más emotiva para terminar haciéndonos saltar a todos. Aunque nos hubiéramos quedado toda la noche saltando, cantando y bailando al son de Bastille, después de esa gran actuación poco se podía añadir para dejarnos con tan buen sabor de boca como lo hicieron.
Así que, salimos de Alma Festival con la energía renovada, cantando las canciones que acabábamos de presenciar y con una sonrisa de oreja a oreja. Con la emoción a flor de piel, a la salida nos encontramos con una vista panorámica de Barcelona a nuestros pies. No podría haber una mejor imagen para cerrar una noche tan inolvidable como aquella.
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