Rayavadee Krabi: las raíces de la naturaleza

“Sanuk, Sabai, Saduak” es un proverbio Tailandés que significa “sé feliz; permanece sereno; contén­tate con aquello que la vida te ofrece”, una filosofía que enaltece la espiritualidad para encontrar la serenidad en uno mismo. Así pues, el Rayavadee Krabi proporciona el contexto ideal para dejar fluir todas las emociones y vivir una experiencia con los cinco sentidos.

Enmarcado en un paisaje de fauna y flora exótica, el Rayavadee está situado en el Parque Nacional Marino de Krabi, en el corazón de la Península de Phranang. El hotel está perfectamente mimetizado con la naturaleza, rodeado de fondosa vegetación, acantilados de caliza y playas de arena blanca con agua cristalina del Mar de Andamán. Esta atmósfera idílica que lo rodea, queda remarcada por la gentileza y la calidez tailandesa con la que reciben a los visitantes que llegan de todas partes del mundo. El Rayavadee Krabi fue votado en los premios Conde Nast Traveler como “Top 20 de Resorts en Asia” y “Top 40 de los Mejores Resorts de Playa en el Mundo” en 2014-15.

El hotel dispone de 96 pabellones de dos plantas y 5 lujosas villas privadas que ofrecen un alojamien­to elegante y cómodo envuelto en una decoración al detalle con refinada madera, tejidos de vivos colores y elementos de artesanía local. El resort, al que se accede con lancha motora, está rodeado de playas, jardines y cocoteros, que generan un entorno de relax que se complementa por la calidad y variedad de las instalaciones del Rayavadee Krabi.

El hotel dispone de una deliciosa cocina gourmet en distintos ambientes, desde una distinguida cena a un aperitivo informal en una de sus playas. Su restaurante más famoso es El Grotto, llamado así ya que está construido dentro de una antigua gruta que da una perspectiva ideal a los hués­pedes que quieran admirar una espectacular puesta de sol.

El centro de actividades del Rayavadee presen­ta un enorme abanico de posibilidades, como excursiones a los sitios más interesantes de Krabi, o visitas en lancha motora a las diferentes islas de los alrededores. También ofrece activi­dades como canoa, buceo y windsurf, u otras de carácter más cultural como clases de cocina tailandesa, pintura en batik o taller de guirnaldas de flores.