Neurocosmética: ¿cómo afecta el tratamiento de la piel al cerebro?
¿Todavía no has oído hablar de la neurocosmética? Que nuestro cuerpo está conectado no parece una novedad. Desde la perspectiva de la belleza es bien sabido que la piel se ve afectada por aspectos tan dispares como la alimentación, la exposición al sol o el consumo de tabaco.
Sin embargo, últimamente hemos llegado un paso más allá estudiando la conexión entre el tratamiento de la piel y el cerebro: la neurocosmética. Esta nueva tendencia está revolucionando el sector y capta la atención de muchas personas interesadas en cuidarse adecuadamente, ¿y tú?, ¿has oído hablar de ello?
Te mostramos los hábitos para aumentar la felicidad.
¿Qué es la neurocosmética?
La piel y el sistema nervioso parten del mismo tejido embrionario. Basándose en esta premisa nace la neurocosmética, una tendencia centrada en esta importante conexión biológica.
Nuestra mente es la responsable de padecer estrés, de crear hábitos poco saludables o de llevar un ritmo caótico que se ve reflejado en el aspecto de la piel. Por lo que esta nueva técnica identifica las causas o consecuencias de nuestras imperfecciones pensando en la influencia del cerebro.
La intención de la neurocosmética es aportar diferentes beneficios a las personas que siguen estos tratamientos más allá de lo visible: de una forma profunda. Aumentar el índice de bienestar y lograr la deseada meta de encontrarse bien tanto por dentro como por fuera.
Las marcas que trabajan con esta especialidad se preocupan por lanzar al mercado diversos productos con un alto componente sensorial, con interesantes aromas y un poder relajante que traspasa la línea de lo superficial.
Mediante estos cosméticos se pueden equilibrar los neuromediadores cutáneos para un resultado muy completo.
¿Cómo afecta el tratamiento de la piel al cerebro?
La neurocosmética se sirve de diferentes ingredientes psicoactivos, colores, aromas o texturas que realizan un trabajo sensorial. Por tanto, generan una experiencia placentera y una sensación de bienestar a los usuarios. Esto no solo juega el favor del estado de la piel, pues también tiene la cualidad de mejorar el sistema inmunitario, el equilibrio y el nivel de energía.
En este estado la piel tiene la capacidad de generar endorfinas relacionadas con la sensación de felicidad. Ahí es donde se cruza la línea para llegar hasta el cerebro, un trabajo en conjunto que puede mejorar el estado global de una persona asociando las conductas nerviosas con la buena calidad del cutis.
A mayores, estos productos son capaces de nutrir, hidratar y oxigenar al máximo la piel. Lo que cambia es que la satisfacción no se da con la observación de los resultados superficiales, sino que surge a lo largo de todo el tratamiento y permanece arraigado para cambiar por completo la forma de abordar la belleza en general.
La neurocosmética está avanzando a grandes pasos desde que se ha convertido en la gran moda del momento, por lo que ya elabora productos muy específicos para las diferentes características de cada persona. Esto significa que se pueden encontrar cosméticos de este tipo indicados para mejorar los problemas de acné o para reducir la caída del cabello. Los tratamientos fomentan esa deseada estabilidad entre el cuerpo y la mente que nos mantiene en armonía.
Si se introducen hábitos correctos, se cuida la forma de vivir y de pensar, se adquiere una buena alimentación y usa la neurocosmética, el cambio puede ser verdaderamente impactante. Por dentro y por fuera.
Se trata de prácticas capaces de cambiar el estilo de vida y fomentar una piel saludable, que envejece mejor y que se siente relajada de una forma permanente. Un nuevo aliado para encontrar ese bienestar tan agradable, esa satisfacción completa.
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