Practica el “dolce far niente” en la costa italiana este verano
Descubre 5 destinos para disfrutar de la costa italiana, pero también de su historia y sus impresionantes paisajes.
El verano es la temporada perfecta para escapar de la rutina diaria y sumergirse en una experiencia relajante y llena de encanto. Y si hay un lugar en el mundo que personifica el arte de la relajación, ese es sin duda alguna la costa italiana. Con su encanto mediterráneo, playas de aguas cristalinas y una rica cultura que se respira en cada rincón, Italia es el destino de ensueño para aquellos que buscan practicar el dolce far niente. Para quien no lo sepa, dolce far niente es una expresión italiana que se traduce como «lo dulce de no hacer nada». Se refiere a la habilidad de disfrutar del ocio, la ociosidad y el simple placer de vivir sin prisas ni preocupaciones.
El verano en la costa italiana ofrece una gran variedad de destinos para practicar el dolce far niente. Desde las famosas playas de la Costa Amalfitana hasta las encantadoras islas de Sicilia y Cerdeña, cada rincón de Italia tiene algo especial para ofrecer. Aquí te presentamos algunas opciones para disfrutar al máximo de esta filosofía italiana, por si estás planeando un viaje de última hora o eres de los que viajan en septiembre, lejos del bullicio de agosto.
Costa Amalfitana
Situada en la región de Campania, la Costa Amalfitana es un lugar de ensueño con sus impresionantes acantilados, pintorescos pueblos y aguas de color turquesa. Puede que te suene más si hablamos de Positano, el pueblo de la Costa Amalfitana cuyas fotos son el no va más en Instagram. Pero además de Positano, cuenta con grandes parajes como las villas de Ravello, el duomo de Amalfi o los acantilados de los Bagni della Regina Giovanna. Dedica tus días a relajarte en las playas, disfrutar de una deliciosa comida mediterránea y explorar localidades con las famosas casas de colores.
Sicilia
Esta maravillosa isla en el sur de Italia es un paraíso para aquellos que desean desconectar del mundo y sumergirse en la belleza natural y la historia de la región. Es la isla más grande del Mediterráneo y tiene joyas arquitectónicas que cuentan la historia del paso de todas las civilizaciones por la isla. Por ejemplo, el teatro griego de Taormina, los templos de Siracusa, las ciudades barrocas de Noto y Ragusa, el monte Etna o la villa romana de Casale. Pero tampoco faltan las playas ideales en Sicilia como Cala Rossa, San Vito lo Capo o Isola Bella.
Cerdeña
Con sus playas de aguas cristalinas y arena blanca, Cerdeña es un destino perfecto para practicar el dolce far niente. En el noreste se encuentra la mundialmente conocida Costa Smeralda. Porto Cervo, Cala Coticcio, Cala Serena, Playa Testa di Polpo o Playa dei Monti dell’Arena son algunas de las que no te puedes perder. Pero el resto de la isla también esconde grandes tesoros, como Villasimius, Goloritzé o la Pelosa. Puedes alquilar una villa con vistas al mar, saborear platos tradicionales como la pasta con bottarga y simplemente disfrutar del sol y las playas paradisíacas.
Cinque Terre
Este conjunto de cinco pintorescos pueblos costeros en la región de Liguria es un lugar ideal para desconectar del estrés y sumergirse en la belleza del Mediterráneo. Los 5 pueblos Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997 por su belleza, encanto y singularidad. Camina por los senderos que conectan los pueblos, degusta el famoso pesto genovés y déjate envolver por la tranquilidad del mar y los impresionantes acantilados.
Isla de Capri
Situada en el Golfo de Nápoles, la isla de Capri es famosa por su belleza natural y su atmósfera lujosa y exuberante. Se encuentra en el Mar Tirreno, enfrente de la Costa Amalfitana y es uno de los destinos favoritos de artistas, estrellas de Hollywood e influencers. Aquí puedes disfrutar de días de sol en las playas, dar un paseo en barco por las famosas grutas marinas o pasear por sus calles, que desprenden lujo en cada esquina.
Practicar el dolce far niente en la costa italiana significa aprender a disfrutar del presente, relajarse sin sentirse culpable y reconectar con uno mismo y con la naturaleza. Es una oportunidad para recargar energías y regresar a casa con una nueva perspectiva sobre la vida.
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