Ilustración de Ricard López para el invierno 2025 de VSM

Ilustración por Ricardilus
Entrevista por Tamara Sánchez
Vídeo por Eloy Jódar
Ricard López Iglesias: Ilustración con alma y narrativa visual
El arte de contar historias va más allá de las palabras, y Ricard López Iglesias, @Ricardilus, como se llama en su perfil de instagram, lo demuestra con cada una de sus ilustraciones. Con una trayectoria marcada por la pasión y el compromiso, este talentoso artista ha dejado su huella en la industria editorial y publicitaria, colaborando con marcas reconocidas y aportando su creatividad a proyectos de gran impacto. Desde su primer encargo profesional hasta sus libros ilustrados, Ricard ha construido un estilo propio donde la emoción, la figura humana y la experimentación juegan un papel clave.
En esta ocasión, su talento llega a Vip Style Magazine con una ilustración exclusiva para la portada de invierno. Inspirada en la esencia de la estación fría, su obra evoca la belleza del invierno con un juego de colores, texturas y simbolismo que capturan la dualidad entre el frío exterior y el calor del hogar.
En esta entrevista exclusiva, nos adentramos en su universo artístico, descubriendo qué lo inspira, cómo ha evolucionado su carrera y cuáles han sido los momentos que han definido su camino en el mundo de la ilustración.
El dibujo ha sido protagonista en mi vida desde la niñez. Mi madre, que también fue ilustradora, me transmitió el amor al papel y al lápiz
P. ¿Qué te llevó a elegir la ilustración como camino profesional? ¿Hubo algún momento decisivo en tu trayectoria en el que supiste que querías dedicarte a esto?
R. La verdad es que ha sido un camino de lo más natural. Mi madre, que también fue ilustradora, me transmitió el amor al papel y al lápiz desde que era pequeño, jugando a pintar todo lo que veíamos: hojas, animales, paisajes…, podría decir que el dibujo ha sido protagonista en mi vida desde la niñez. Nunca me he imaginado haciendo otra cosa, así que abracé el riesgo y aposté todo a una sola carta, y por ahora he tenido la suerte de poder dedicarme y vivir exclusivamente de la ilustración.
Quizás el momento decisivo para entender que podía dedicarme y vivir del dibujo fue cuando me ofrecieron uno de los primeros proyectos en los que trabajé. Aún era estudiante, tendría unos veinte años y para nada esperaba un encargo de tales dimensiones, pero me ofrecieron diseñar toda una campaña de marketing para una de las joyerías más grandes de toda Asia. Aquí entendí que una vida dedicada al dibujo era posible.
P. Has estudiado Bellas Artes y te has formado en animación y arte 3D. ¿Cómo han influido estos aprendizajes en tu estilo y en la manera en que abordas la ilustración?
R. Esto no es del todo cierto. Empecé Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, pero la abandoné a los pocos meses. Siempre tuve muy claro que quería dedicarme al dibujo, y sentí que la carrera era demasiado amplia y con poco foco a perfeccionar o profesionalizar un sólo campo. Al año siguiente estudié animación en la EASD Pau Gargallo especializándome en la técnica del StopMotion. Como proyecto final de grado, realicé un cortometraje animado sobre Picasso y la creación del Guernica titulado “La Folie”, que fue premiado en varios certámenes. Para terminar, me gradué en el Grado de Artes Gráficas en la Escola Joso.
Mis estudios y los profesionales con los que me he cruzado han sido la base de mi crecimiento, tanto artístico-profesional como personal.
He tenido la gran suerte de contar con profesores magníficos que han cambiado por completo mi manera de entender la profesión. En la Pau Gargallo conocí a Emiliano Lorenzo, mi profesor de StopMotion. De él aprendí la pasión por el oficio y el amor al arte. En su taller siempre sonaba música clásica en la radio, algo que me ha acompañado a diario hasta hoy. Dani Seguí, mi profesor de animación 2D, me transmitió la pulcritud, el perfeccionismo y la profesionalidad, algo indispensable en mi método de trabajo. En la Joso conocí a Sagar, mi profesor de dibujo al natural, que impulsó mi creatividad y las ganas de experimentar y jugar sobre el papel.
Resumidamente, mis estudios y los profesionales con los que me he cruzado han sido la base de mi crecimiento, tanto artístico-profesional como personal.
P. En tu trabajo, la figura humana –especialmente la femenina– ocupa un lugar central, y a través de ella transmites una gran carga emocional. ¿Qué te inspira a explorar este tema? ¿Qué es lo que buscas expresar con tu arte?
R. Claramente mi obra personal se centra en la figura humana, mayormente en el retrato. Siempre me ha parecido el canal con el que más conecta mi universo y en el que más fácil me es transmitir las ideas o las reflexiones que quiero representar.
Trabajo a partir de sueños o pensamientos algo abstractos que luego intento ordenar para encontrarles un significado o una simbología concreta.
Suele haber una gran carga emocional en mis dibujos, a veces más perceptible y a veces más sutil. Trabajo a partir de sueños o pensamientos algo abstractos que luego intento ordenar para encontrarles un significado o una simbología concreta, de tal manera que pueda resumir una emoción o un sentimiento en un simple objeto, forma o símbolo. Es por esto que mis ilustraciones suelen tener un carácter bastante onírico y fantasioso. Podría decir que mi obra personal es mi método para analizarme, para entenderme y para cuestionarme. Es la manera de dejar sobre el papel algo que pesa demasiado para llevarlo dentro de mí mismo.
P. ¿Cómo es tu proceso creativo? Desde la primera idea hasta la obra final, ¿cuáles son las etapas clave y qué elementos sueles priorizar?
R. Todo nace en mi libreta, siempre. No salgo de casa sin ella ni sin mis lápices, y es aquí donde dedico la mayor parte de mi proceso creativo. Anotaciones, ideas, bocetos, garabatos, manchas, sueños, todo nace en este soporte.
Me ayuda mucho trabajar en parques, cafeterías o librerías, lugares donde esté rodeado de vida, de movimiento.
Cuando trabajo en un proyecto, ya sea publicitario, editorial o de cualquier ámbito, dedico unas tres cuartas partes a los bocetos y a la búsqueda de ideas. Considero que es la parte más importante, la más especial, ya que es aquí donde encuentras tu lenguaje, tu manera particular de representar una idea, la esencia de la obra. Me ayuda mucho trabajar en parques, cafeterías o librerías, lugares donde esté rodeado de vida, de movimiento. Una vez encuentro el qué, empieza la parte más mecánica de pasar a limpio la obra final. Aquí básicamente paso infinitas horas en mi estudio pintando, ya sea en formato digital o analógico.
P. Trabajas tanto con técnicas tradicionales como digitales. ¿Cómo decides cuál emplear en cada proyecto? ¿Tienes una preferencia o depende del tipo de ilustración?
R. La mayoría de mis proyectos los suelo terminar en formato digital, ya que de esta manera es muchísimo más sencillo afrontar posibles cambios o correcciones. De todos modos, siempre he sido bastante inepto con la tecnología, por lo que mi técnica o modo de trabajo, aunque el soporte sea digital, se basa en un proceso muy analógico, pues suelo trabajar con un pincel que simula un lápiz de grafito, trazo a trazo, combinado con manchas de acuarela digitalizadas.
De todos modos, tal y como decía, la mayor carga de trabajo ocurre en mi libreta, sobre papel, con lápices, acuarelas, ceras… la técnica tradicional, pese a quedar muy difuminada en el resultado final, es la que más carga tiene en todos mis proyectos.
P. Año de Brujas, Antes de ti, ¡Que viene el Lobo!, Nadia nunca dice nada, Nudos, Niñas sin miedo, Peter Pan, La Venganza… todos son libros que has ilustrado. ¡Una maravilla visual! ¿Nos puedes hablar un poquito de cada uno de ellos y lo que te han aportado?
R. No sabéis la ilusión que me hace ver que mi librería se va haciendo tan grande, ¡y lo que queda!
Cada uno de estos libros ha sido un hito en mi carrera profesional. En los cuentos encuentro la mezcla perfecta entre mi gran pasión, la ilustración, y otra de mis cosas favoritas en el mundo, la animación. Me encanta que mis ilustraciones tengan una narrativa, algo que contar, y es en los libros donde mejor me lo paso.
En cada libro intento experimentar con nuevas técnicas, nuevos acabados, nuevas maneras de representar universos gráficos.
Podría estar horas hablando de cada libro en particular, porque cada uno de ellos me ha brindado muchísima felicidad y aprendizaje, pero para resumirlo, soy una persona que se “aburre” muy rápido de los proyectos, y una vez entro en la fase de arte final, me convierto en una especie de robot metódico y meticuloso. Es por esto que en cada libro intento experimentar con nuevas técnicas, nuevos acabados, nuevas maneras de representar universos gráficos… de manera que he hecho libros con técnicas tradicionales, como el de “La verdadera historia de Peter Pan”, otros son más gráficos, como el de “La Venganza de las palabras bonitas”, infantiles, como el de “Nadia nunca dice nada” o “¡Que viene el Lobo!”, no tan infantiles, como “Nudos” o “Antes de ti”, e incluso juveniles o adultos, como el de “Año de Brujas”. Sin duda alguna, lo que más disfruto en el mundo es con la experimentación y el divertimento, no me gustaría para nada que se me encasillara en lo de “Ricard, el que hace ESTO”.
P. En la revista nos ha gustado mucho La verdadera historia de Peter Pan. ¿Cómo fue trabajar en esta reinterpretación del clásico? ¿Qué desafíos y satisfacciones te dejó?
R. Puedo decir que “La verdadera historia de Peter Pan” ha sido el proyecto que más me ha marcado en los casi diez años que llevo dedicándome a la ilustración. Lo ilustré en el 2019, cuando aún era estudiante. Fue mi primer encargo dentro del mundo de la ilustración infantil, y fue todo un reto y a la vez un regalo enfrentarse a uno de los cuentos más populares de la historia.
Me propusieron este proyecto justo después de hacer un taller con Rebecca Dautremer, que es una ilustradora que ha marcado mi carrera desde siempre, seguramente mi mayor referente hasta la fecha. Allí hicimos unos ejercicios con gouache, y gracias a esos dibujos me llamaron desde la editorial para ilustrar mi primer cuento. Por supuesto me envalentoné a ilustrarlo de forma tradicional, con gouache y acuarelas sobre papeles de 50×70, pintados con unos pinceles diminutos de apenas tres o cuatro pelos, puntito a puntito, tracito a tracito. Recuerdo pasar varios meses encerrado en mi habitación pintando sin parar, además, cuando uno dibuja a mano, sabe que habrá accidentes: gotas que caen, colores que no encajan… así que tuve que encontrar la manera de readaptar algunas páginas o, en los peores casos, repetirlos desde cero varias veces. Y aunque suene duro y pesado, tengo un recuerdo extremadamente feliz de esa época. En cualquier caso, hacer ese libro fue la puerta de acceso al mundo de los álbumes y cuentos ilustrados, que es sin duda alguna lo que más disfruto de mi profesión.
Me considero un dibujante muy meticuloso y perfeccionista.
P. Has colaborado con marcas y entidades como Joyería Suárez y el Museo Nacional de Arte de Cataluña. ¿Qué te aportó la experiencia de trabajar con empresas de este nivel? ¿Qué aprendizajes te han dejado estos proyectos?
R. Trabajar con clientes de esta envergadura es algo maravilloso, ya no sólo por la difusión o la repercusión que tendrá tu obra, sino también por la profesionalidad y dedicación con la que se trabaja, valores que agradezco mucho en mi trabajo. Me considero un dibujante muy meticuloso y perfeccionista, y este tipo de proyectos son perfectos para potenciar esa parte de mí. Además, siempre he tenido la suerte de trabajar con maravillosas personas, tanto si los proyectos son gigantes o diminutos, el factor humano siempre ha sido algo presente e indispensable.
P. Además de ilustrador, también eres docente en Domestika. ¿Qué te motivó a compartir tus conocimientos a través de cursos? ¿Cómo ha sido la experiencia de enseñar a otros ilustradores?
R. Siempre me ha gustado la docencia, o quizás no tanto la docencia, sino el compartir aprendizajes, experiencias o ideas con las personas que me rodean. Cuando me llamaron de Domestika para impartir un par de cursos ya había dado algunos talleres de pequeño formato y presenciales. Fue todo un reto preparar un curso entero para una plataforma digital, rodarlo en un set y comentar y corregir ejercicios artísticos en remoto desde mi ordenador. Además, jamás imaginé que mis cursos llegarían a tener más de 20.000 alumnxs, por lo que el esfuerzo y la dedicación fueron bastante grandes. Pese a la magnitud del trabajo, es maravilloso compartir conocimientos y ver como el alumnado resuelve los ejercicios a su manera, y si he logrado que aprenda algo, que conecte con su lado más creativo o simplemente que disfrute ese rato dedicado al dibujo, ya puedo considerar el curso como un éxito.
P. La inspiración no siempre llega de forma inmediata. ¿Cómo manejas los bloqueos creativos o los momentos en los que sientes que la creatividad no fluye?
R. Me ha costado muchos años aprender a soltar la cuerda. Es totalmente natural encontrarse en momentos de bloqueo, sin ganas o simplemente cansado, y éste es un oficio que requiere estar cómodo y tranquilo. Es por esto que, cuando me siento bloqueado, simplemente paro.
Descanso. Tengo otras pasiones que me permiten evadirme, como leer, hacer y escuchar música, escribir, ver cine… y no hay absolutamente nada malo en frenar; simplemente frenar. Los ilustradores freelance, aparte de todo lo malo que implica ser freelance, tenemos un gran tesoro, y es que no nos regimos a un horario estipulado, por lo que, siempre que los deadlines lo permitan, es un lujo poder dedicar una mañana o incluso un día entero a pasear y tomar el aire. Creo que alimentar el pensamiento con otras actividades placenteras es el mejor remedio para cualquier cosa.
P. Con los años, la percepción que tenemos sobre nuestro propio talento y creatividad suele transformarse. ¿Cómo ha cambiado la tuya a lo largo de tu carrera?
R. Me resulta algo difícil encontrar una respuesta para esta pregunta. Imagino que la percepción sobre mi propio talento se ha ido transformando y ha evolucionado a medida que mi carrera profesional ha ido avanzando. Obviamente mis dibujos de ahora no tienen nada que ver con los dibujos que hacía con dieciséis años, ni mucho menos, y, es más, los dibujos de mi último libro no tienen nada que ver con los dibujos de mi libro anterior, aunque solo haya tres o cuatro meses de distancia entre ellos. Me gusta pensar, y es así como lo siento, que en cada proyecto descubro nuevos recursos, nuevos detalles o nuevos métodos que hacen que mis ilustraciones mejoren, y me hace muy feliz pensar que el camino es eterno, que no hay una meta o un final, por lo que me entusiasma empezar nuevos proyectos para descubrir cual será el siguiente peldaño a subir, el siguiente aprendizaje. Creo que tanto el talento como la percepción de este son algo eternamente en movimiento.
Si es lo que amas y es lo que eres, apuesta fuerte y trabaja duro para que se haga realidad.
P. Si pudieras volver en el tiempo y darle un consejo al Ricard que estaba comenzando en la ilustración, ¿qué le dirías?
R. Creo que más que un consejo, le daría las gracias. Gracias por tener tan claro el objetivo de vivir de la ilustración y poner todo el foco en lograrlo. Y quizás este también sería mi consejo: si lo sabes, si lo tienes claro, si es lo que amas y es lo que eres, apuesta fuerte y trabaja duro para que se haga realidad. Claramente no es nada fácil ser dibujante, no nos engañemos, pero tenemos una sola vida e infinitas oportunidades de reinventarnos, no perdemos nada por intentar hacer lo que nos hace felices.
P. Tu estilo ha evolucionado con los años. ¿Qué factores crees que han influido en esa transformación? ¿Hay algún punto de inflexión en tu carrera que marcara un cambio significativo?
R. Creo que la evolución es algo bastante natural en cualquier campo, a medida que crecemos y trabajamos en algo es inevitable que esto avance o se mueva en alguna dirección. En mi caso, creo que cuando empecé a dibujar el objetivo era dibujar bien, controlar la anatomía, dominar el color, hacer algo bonito y llamativo. Con los años esto ha dejado de interesarme tanto y se ha transformado en otros valores, como que exprese algo, que se identifique una idea, que tenga un sentido, aunque solo sea para mí. Ya no es tan importante el cómo, sino el qué.
Claramente hubo un antes y un después en mi manera de entender la profesión, mi estilo y mi vida en general: la pandemia por el Covid-19. Antes solía dibujar mucho más y mucho más rápido, me interesaban las redes sociales, el alcance, el “éxito”. Encadenaba proyecto tras proyecto y no descansaba ni un solo día de la semana. A raíz de la pandemia, donde todo paró casi por completo, me vi obligado a frenar, y gracias a esta pausa pude meditar y cuestionarme si la forma en la que estaba enfocando el oficio era la que realmente quería que fuese.
A raíz de ese cuestionamiento me tomo mi profesión de una manera que para mí es mucho más sana. Dedico mucho más tiempo y mimo a cada ilustración, a cada proyecto. Pienso mucho más en cómo hacerlo para que yo mismo esté orgulloso, en lugar de pensar en si va a gustar o no. Dedico más tiempo a pintar para mí; experimento técnicas y lenguajes, busco el divertimento. Todo es más calmado, desde el amor al oficio. Esta es mi lucha en contra del ritmo frenético de la época en la que vivimos.
P. ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente? ¿Hay alguna colaboración futura que te entusiasme especialmente?
R. Hace un par de semanas terminé mi próximo libro, un cuento infantil que se publicará a principios de abril con una historia maravillosa y unas ilustraciones de las que estoy muy orgulloso. Y justo hoy he empezado con el próximo proyecto, otro libro, pero en este caso juvenil, con un montón de fantasía y magia de por medio. Serán muchas ilustraciones y varios meses de trabajo, pero estoy deseando sumergirme en este universo.
En cuanto a la segunda pregunta, estoy preparando algo que si sale bien será una de esas cosas que uno tacha de la lista de deseos. No puedo contar nada aún, ¡no quiero que se gafe!
(Shsss!!! Silencio entonces. Desde VSM estamos seguros de que será, como todo lo que haces, una obra delicada e impregnada de ti).
Siempre defenderé la bandera del “no- encasillamiento”
P. Para quienes están comenzando en el mundo de la ilustración, ¿qué consejo les darías para desarrollar su propio estilo y encontrar su camino en la industria?
R. Esta es una pregunta muy compleja, y no creo que exista una fórmula para encontrar el mito del “estilo único y personal”. Me ha costado muchos años entender que el camino propio se hace con algo tan simple como caminar, y siempre defenderé la bandera del “no- encasillamiento”. Me aburre mucho la repetición y la fórmula, y aunque la época en la que vivimos fomente el hacer sólo lo que funciona para alimentar al algoritmo, me gusta sentir la libertad de cambiar en todo momento. En mi portfolio se pueden encontrar campañas publicitarias, ilustraciones gráficas, cuentos infantiles, carteles, pinturas abstractas… y es en esta mezcla extraña donde soy feliz.
Ahora, si tuviera que dar un consejo a alguien que está empezando y no acaba de encontrar su qué, le diría que estudiase, que copiase, que analizase la obra de sus referentes, que buscase quienes son los referentes de sus referentes y que los estudiase también. Con el tiempo uno va seleccionando con qué quiere quedarse y con qué no, y es en este cóctel de cosas que te gustan donde poco a poco se va marcando un caminito por el que transitar.
P. En un campo tan dinámico como la ilustración, la versatilidad puede ser clave. ¿Crees que un ilustrador debe dominar diferentes estilos y técnicas o es mejor centrarse en uno propio y consolidarlo?
R. En el hilo de la pregunta anterior, en ningún momento me estoy refiriendo a que exista una opción correcta y otra incorrecta, todos los caminos son igual de válidos y todo depende de cómo es uno mismo. Es fantástico que un/a ilustrador/a domine una técnica y un estilo a la perfección y se le reconozca y se le busque por su marca, por supuesto, y también es maravilloso un/a ilustrador/a que puede cambiar de registro en cualquier momento.
Sin ningún tipo de duda yo me quedo con el ilustrador polifacético, me divierte mucho más y me asusta la idea de encasillarme y hacer lo mismo durante toda la vida.
P. A lo largo de tu trayectoria, ¿cuál consideras que ha sido tu mayor logro? No sólo a nivel profesional, sino también en el plano personal.
R. Creo que mi mayor logro ha sido entender que no hay una sola forma de éxito. Cuando empezaba en el mundo de la ilustración quería ser reconocido, quería destacar, y dedicaba mucho tiempo y esfuerzo hacia fuera, o bien en las redes sociales o buscando proyectos para grandes marcas de prestigio. Con el tiempo entendí que mi éxito no era ese, mi éxito era tan simple como poder ganarme la vida haciendo lo que más me gusta, dibujar, y no sólo dibujar, sino dibujar lo que me gusta.
Tengo treinta años, y hace una década que me dedico exclusivamente a la ilustración. Vivo en un pisito pequeño y bonito, tengo dos gatos preciosos y dulces. Tengo personas que me quieren y a las que quiero con locura. Dedico mucho tiempo a dibujar, pero también tengo tiempo para mí. Tengo treinta años y hace diez que vivo de la cosa que más me ha gustado hacer desde que tengo memoria.
No me imagino un éxito mayor que éste, la verdad.
P. Todos tenemos referentes que nos han inspirado en nuestro camino. ¿Quiénes han sido los tuyos dentro del mundo de la ilustración?
R. Con los años la lista de referentes se ha convertido en algo infinito, pero si he de mencionar algunos, lo tengo bastante claro:
Me dedico a la ilustración gracias a la inspiración que me brindó la obra de Conrad Roset, un ilustrador catalán que marcó el inicio de mi pasión por el dibujo cuando era estudiante.
Paralelamente, Rebecca Dautremer, una ilustradora francesa que todo el mundo debe conocer, ha estado presente en todas las etapas de mi vida, y quizás es la autora que más he estudiado jamás. Artistas contemporáneos como James Jean, Shaun Tan, Nicoletta Ceccoli, Aryz, Rebeca Luciani… también artistas clásicos como Klimt, Mucha, Schiele o corrientes artísticas como el simbolismo o el modernismo. También toda la mitologia griega, el cine, la literatura… la lista es infinita.
Y aunque la pregunta gira en torno a la ilustración o el arte pictórico, tengo la necesidad de contar que mi mayor fuente de inspiración siempre ha sido la música, mayormente la clásica, de compositores como Wagner, Chopin, Satie, Liszt, Mozart o Schubert, entre muchos otros. Muchas de mis ilustraciones nacen después de encontrar la pieza que las acompaña.
P. Ya para cerrar, me gustaría que nos hablaras de la ilustración que has realizado para Vip Style Magazine, ¿Por qué elegiste ese tema, esos colores y esa técnica? ¿Qué historia hay detrás de esta ilustración, en qué te has basado o inspirado y qué quieres expresar con ella?
R. La única premisa era que tenía que acompañar a las estaciones frías del año: el otoño y el invierno. A partir de aquí decido pintar una representación de Quínoe, la diosa griega del invierno y de la nieve. Quínoe sostiene en la mano una bola de cristal, un material frío y translúcido, en cuyo interior encontramos un paisaje invernal que contrasta con el cálido abrazo del hogar representado con una casa con las luces encendidas y la puerta abierta, invitándonos a entrar a cobijarnos del frío.
La paleta gira en torno a la estación, jugando con los blancos, azules y turquesas grisáceos característicos de estas épocas del año. Finalmente, viste una especie de camisón holgado de lino con un estampado de hojas y flores, recordándonos que por largo y duro que sea el invierno, la primavera siempre llega justo después.
La ilustración se inspira en el Arte Nouveau de finales del siglo XIX y principios del XX, y está hecha totalmente en formato digital, aunque, por supuesto, nació en mi libreta de apuntes.