Gimnasia dulce: el mejor ejercicio si no te gusta hacer deporte

Aprende a cuidar tu cuerpo y tu mente con los beneficios que te aporta la gimnasia dulce. Una práctica deportiva suave y de bajo impacto apto para todo el mundo.
Entendemos por gimnasia dulce aquellos ejercicios que buscan tonificar la musculatura corporal, a la vez que relajan la mente. Pero no la subestimes, que reciba el apodo de “dulce” no significa que no sea efectiva. Los ejercicios de este tipo de gimnasia ayudan a trabajar no solo los músculos, sino también ayudan a mejorar la movilidad de las articulaciones, la agilidad y la elasticidad.
Los ejercicios principales de la gimnasia dulce tienen un impacto directo muy bajo sobre el cuerpo. Se suele usar una carga de peso muy baja y el ritmo que se sigue suele ser sosegado, para que te permita centrarte en la postura y la respiración.

Beneficios de la gimnasia dulce en el cuerpo:
- Tonifica la musculatura
- Mejora la postura
- Favorece la flexibilidad
- Previene enfermedades como la osteoporosis
- Fortalece el corazón
Beneficios para la mente:
- Mejora la concentración
- Ayuda a vaciar la mente
- Favorece la relajación
- Como consecuencia de las anteriores, mejora la calidad del sueño
Algunos ejercicios que puedes hacer desde casa
Las sentadillas de toda la vida, pero ahora con más conciencia. Ponte de pie, con las piernas abiertas a la altura de tus caderas. El ejercicio consiste en bajar el cuerpo flexionando las rodillas a 90º, manteniendo la espalda recta. Si te resulta muy difícil, puedes apoyar la espalda en la pared y flexionar igualmente tus rodillas, manteniendo la postura por un tiempo reducido.
La plancha: túmbate boca abajo sobre una esterilla y apoya los antebrazos en el suelo y las puntas de los pies. Aguanta la postura con la espalda recta, la pelvis neutra y el ombligo hacia dentro durante varios segundos. Es importante que tus codos estén alineados con tus hombros y que intentes estar lo más quieta posible.
Lunges: son algo así como las sentadillas pero con una pierna a la vez. Empieza adelantando una pierna y manteniendo la otra detrás (esta última tiene que tocar el suelo, mientras que la delantera crea un ángulo de 90º). Con el pecho erguido, vuelve a levantarte y cambia de pierna, repitiendo los ejercicios varias veces.