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El primer paso es no quedarse indiferente

La trata de seres humanos es una violación de derechos que no debería tener lugar en pleno siglo XXI.contra la trata de personas y #rompeconlatrata.

¿Qué pensaríamos si siguiéramos utilizando esclavos para realizar los peores trabajos? Si existieran leyes segregacionistas hacia otras razas. O leyes que impidieran el voto de las mujeres en unas elecciones. Diríamos que hemos viajado a otra época, ¿verdad?

La trata de seres humanos es una violación de derechos que no debería tener lugar en pleno siglo XXI. Se calcula que más de 500.000 personas se convierten cada año en nuevas víctimas de la trata en todo el mundo. Una cada minuto. En total, están inmersas en esta forma de esclavitud más de 50 millones de personas. La mayoría de ellas son captadas para ser explotadas sexualmente, pero también para otros fines, como los trabajos forzados, el servicio doméstico, los matrimonios concertados o el tráfico de órganos.

Un problema enquistado

Es inasumible e inaceptable que estas situaciones tengan lugar en cualquier momento de la Historia, pero menos aún hoy en día. Nunca antes la humanidad ha tenido las herramientas y el conocimiento que tiene ahora a su alcance, fruto de décadas de consenso y de apuesta por un progreso equitativo para todos. La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible son la máxima expresión de esta voluntad global.

Por eso, cada día que pasa, la trata de personas es un fenómeno más ajeno al mundo en que vivimos. Un vestigio obsoleto de fenómenos que hoy se estudian en los libros de historia. Las sociedades tienden al progreso en diferentes esferas, pero dejamos atrás problemas enquistados como la trata de personas, uno de los más flagrantes y visibles que suceden, y no sólo en ciertas regiones del mundo. También en España.

La voluntad de las personas, el inicio de cualquier cambio

Se podría decir que ahora sabemos cómo acabar con las injusticias que sufren millones de personas, o al menos sabe cómo atajar estos problemas. Pero entonces ¿por qué no lo hacemos? Es necesaria la suma de varios factores. La voluntad política, la voluntad de las autoridades y de las leyes, la inversión en proyectos de desarrollo para que nadie en situación vulnerable sea presa de las redes que trafican con seres humanos… Pero todas estas actuaciones, sin duda ambiciosas y complejas, comienzan con algo muy sencillo: la voluntad de las personas.

Si miramos hacia atrás en el tiempo, vemos que todos los movimientos de derechos sociales y civiles que consiguieron grandes logros para la humanidad surgieron de la voluntad popular. El racismo, la esclavitud, el sufragio universal… hasta la caída del muro de Berlín. Cuando la gente normal comienza a cuestionar y oponerse a determinadas situaciones la reacción política llega, tarde o temprano. Después, la reacción legislativa, se cambian las leyes. Y, por último, los cambios reales, que apuntan a la raíz de esos problemas y los condenan a desaparecer.

En Sonrisas de Bombay estamos convencidos de que acabar con la trata de personas es una tarea compleja y ambiciosa, pero posible. Y que, para hacerlo realidad, el primer paso es que tú no te quedes indiferente.

Firma nuestro Manifiesto contra la trata de personas y #rompeconlatrata.

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