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De prenda básica a icono del ‘power dressing’

Historia detrás la camisa blanca: de prenda básica a icono del ‘power dressing’

Es indudable que la camisa blanca es, a día de hoy, uno de los básicos más importantes en cualquier armario cápsula. Se trata de la solución a muchos de esos días en los que asalta la pregunta «¿qué me pongo hoy?» y tiene la habilidad de pulir cualquier estilismo, dando una apariencia mucho más elaborada y que tanto se valora para esos días en los que no tenemos mucho tiempo para pensar el look. A pesar de tratarse de una de las prendas más utilizadas habitualmente, también es una de las que más historia carga a sus espaldas. 

Esta tiene sus raíces en la vestimenta masculina del siglo XIX, cuando se utilizaba como prenda interior. Con el propósito de proteger la ropa exterior, estaba fabricada con algodón o lino y su color blanco representaba limpieza y estatus, siendo uno de los símbolos de las clases más pudientes. Aún así, tras la Revolución Industrial se empezó a relacionar con los trabajadores y con el paso del tiempo, la camisa blanca comenzó a hacerse más popular entre las mujeres. Un hito que tuvo lugar a partir de 1920, cuando diseñadoras tan representativas de la época como Coco Chanel comenzaron a incorporarla en sus diseños. Así, la camisa blanca cambió completamente de significado y se convirtió en un símbolo de la emancipación femenina: con ella se desafiaban las normas de género, adoptando un estilo más masculino y del que anteriormente no podían participar. 

Así ha sido la evolución de una de las siluetas más reconocibles y utilizadas de todos los tiempos hasta llegar a la actualidad.

Pero esta no ha sido la única transformación que ha sufrido la camisa blanca, ya que a lo largo de 1980 y 1990 se popularizó el concepto de ‘power dressing’. Un pensamiento que promovía que la vestimenta podía influir en la percepción del poder y la autoridad en el entorno laboral. En este contexto, Giorgio Armani y Donna Karan la elevaron a nuevas alturas, incorporándola en trajes y looks de oficina que transmitían seguridad en uno mismo.

Una capacidad de adaptación a diferentes épocas que ha hecho que este diseño atemporal no pase nunca de moda. Adaptándose a las tendencias, la historia ha hecho que evolucionara, pasando de una prenda básica a ser la parte principal de los conjuntos, como las camisas y blusas de la nueva colección de Artôla Couture. Unas prendas que invitan al minimalismo, ya que con tener un par de ellas con patrones distintos y de color blanco puedes solucionar y elevar cualquier look. Un ejemplo de esas «siluetas comodín» que tan bien sientan a cualquier edad y en cualquier contexto.

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