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El dilema: vacaciones y demencia

Life longer

Una parte de la población aún está con la resaca del periodo vacacional, periodo que durante el año proyectamos expectativas muy altas. En algunos casos, de lo qué vamos a hacer o de lo qué vamos a poder descansar y desconectar de la rutina. Esta realidad se altera cuando tenemos un ser querido o familiar con una demencia, por ejemplo Alzheimer.

Profesionales y su trabajo con personas con demencia

Los profesionales que trabajan con personas con demencia cada año tienen la misma disyuntiva por parte de la familia, si es apropiado o no ir de vacaciones.

Hay un consenso importante entre los especialistas en demencias que la rutina es un factor que favorece el rendimiento en memoria y reduce la ansiedad que genera la incertidumbre de estar desorientado o confuso en algunas etapas del Alzheimer, por ejemplo.

Life longer

La rutina la establecemos cuando una persona tiene demencia. Para ello, se procura que a lo largo el día haya unas actividades que estructuren  el entorno y el tiempo. De tal manera que se promuevan espacios para el descanso, el aseo, actividades que mantengan activa a la persona cognitiva, funcional y socialmente.

En los centros de día La Magnolia ofrecen un entorno controlado que genera actividades de tipo estimulativo, ocupacional y lúdico con intervalos de descanso para establecer una rutina diaria.

Cuando una familia comunica que tiene la intención de hacer vacaciones con su familiar afectado de una demencia, no siempre reciben la misma respuesta porque hay muchos factores que intervienen. Los profesionales no deben olvidar que el cuidador principal  también necesita vacaciones.

Argumentos que se le presentan al cuidador

Los profesionales que hay que poner en la balanza los argumentos que son positivos y los negativos para ver si compensa aquello que el cuidador quiere hacer. Positivo es estar en un lugar que forma parte de la historia de vida de la persona con demencia y su familia, ofreciéndoles un paisaje o una temperatura más adecuada durante los meses de verano. 

Negativo, que el lugar de vacaciones presente más dificultades de adaptación para la persona con demencia y observemos que se altera. Muchas veces la familia piensa que ese verano quizá es el último en que la persona con demencia disfrute de un lugar o de la familia. Siempre es una decisión difícil y hay que valorar al final de las vacaciones cómo ha ido.

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